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Hay cosas tan delicadas que ver y que entender, que el entendimiento no es capaz de dar traza.

Santa Teresa, ‘Las Moradas’, 4, 1

Quinientos años han pasado desde el nacimiento de Santa Teresa de Jesús, mujer de deslumbrante inteligencia y de extraordinaria sensibilidad humana. Sus escritos, hechos con una prosa sencilla y guiados sólo por la fluidez que su ánimo espiritual le dictaba, no son una pretensión de erudición sino una confesión de amor que quiso compartir con sus contemporáneos, pero cuyos ecos siguen resonando con increíble actualidad hasta el día de hoy.

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La riqueza que significó el pensamiento de Teresa se refleja no sólo en su legado espiritual (que es el más) sino en su legado literario. Hizo de la escritura el instrumento material de transmisión de lo trascendental, sensibilidad que pocos autores llegan a realizar. Su pedagogía literaria se basa en la propia existencia humana a la cual no circunscribe sólo al hecho terrenal, sino que la mira como un camino a la eternidad.

libros 2Bien es cierto que muchos autores han hecho de la literatura una vía hacia esa parte trascendental de la vida, llevando al lector a espacios que le hacen olvidarse momentáneamente de su instantaneidad y le trasladan a lugares de sosiego mental. La novela, el cuento, el ensayo y fundamentalmente la poesía son esos géneros que rescatan artísticamente al lector del páramo de cotidianeidad en que muchas veces nos empantanamos.libros 7 Los grandes de la literatura universal logran con sus escritos trasladar por un momento el espíritu humano fuera de las fronteras de lo meramente empírico para vivir una experiencia superior.

Los géneros literarios se basan en la realidad y en la experiencia humana misma, pero una característica de la imaginación literaria es que el argumento del texto es reflejo de la imaginación del autor que se fusiona con la imaginación del lector en un horizonte compartido que pocas veces transita hacia lo real.

teresa de jesus 1Santa Teresa de Jesús rompe ese molde literario pues no escribe desde la imaginación sino desde la vivencia humana misma y recrea en el lector no algo imaginado o imaginable, sino algo deseado y factible. Por eso su literatura es tan particular y, para adentrarse en ella, es necesario leerla no sólo con la mente sino con el corazón dispuesto. Leer a Santa Teresa es leer lo trascendental en la realidad humana.

La gran santa de Ávila, Teresa Ahumada, escribe desde una biografía personal pero con perspectiva universal. Es una mujer ‘de su tiempo’ pero que vivía ‘a destiempo’.

De su tiempo porque sus textos son reflejo de su entorno. avila 1Da cuentas de la realidad de la España del siglo XVI, de las costumbres y de los hechos, de los vicios y las virtudes que definen a la sociedad. Una Europa convulsionada por los grandes cambios políticos, culturales, religiosos y sociales que, en menos de un siglo, dio un vuelco total al viejo continente. Es la época de los descubrimientos, de los replanteamientos en la filosofía, de la expansión del imperio español hacia América, de la Reforma protestante, los grandes cambios religiosos y, desde luego, del paso de la Edad Media hacia la modernidad con lo que ello implicó; hechos todos ellos que hicieron de Teresa de Jesús una mujer observadora, analítica, crítica y propositiva de nuevas realidades.

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Teresa escribe con una prosa llana con lenguaje coloquial de sus contemporáneos, sin ambages ni delicadeza literaria, atendiendo a los modismos de la lengua en un castellano castizo, sin adornos ni figuras literarias que le den la exquisitez de una literata; era una mujer sin formación académica (cuestión que no resultó óbice para que escribiera desde el auténtico sentimiento) pero que atendía con bonhomía a la percepción de sus lectores. No contempla método literario concreto, pues no hace pausas ni espacios referenciales sino que redacta tal cual le dicta su razón. Muchas veces repite la misma idea y hace circunloquios amplísimos, recurre a la analogía pero a veces se esfuma en la comparación, y la sintaxis en ocasiones no respeta las reglas de la lengua. No solía revisar ni corregir sus escritos porque la mente ya le dictaba nuevas letras que debía plasmar y así trasmitir todo aquello que su alma vivía. A diferencia de los grandes filósofos que hablan como escriben, Teresa escribía como hablaba.  Cualquier crítico literario pertinaz por las formas, verá en los escritos de aquélla monja carmelita más obstáculos que allanamientos para una lectura con delicadeza lingüística.

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Al escribir, Santa Teresa lo reconoce con enorme sencillez; nunca pretendió ser escritora y se sabía iletrada en cosas de la lengua: “Pocas cosas que me ha mandado la obediencia se han hecho tan dificultosas como escribir ahora cosas de oración. […] porque así como los pájaros que enseñan a hablar no saben más de lo que les muestran u oyen, y esto repiten muchas veces, así yo al pie de la letra. Si el Señor quiere que diga algo nuevo, su Majestad lo dará o será servido traerme a la memoria…” (‘Introducción’ a Las Moradas)
Entonces ¿por qué son tan magníficos los escritos de esta monja carmelita? Si no es la forma ¿qué contienen sus esos textos? La respuesta salta a vista desde la primera página que se lee en cualquiera de sus obras: un fondo que no requiere formas, un mensaje sin trabas que llega directo al alma, una esencia propia de quien ha vivido en primera persona la dicha del sentir.

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Y aquí precisamente yace la gran riqueza de la prosa teresiana: sus textos son totalmente auténticos, sin ningún tipo de pretensión escrupulosa; es una escritura natural sin las ataduras de las formas sino con la verdadera sensibilidad de quien escribe desde el alma; narra como piensa, como si hablara al lector en un encuentro directo, porque lo que busca es transmitir una vivencia personal que se hace universal; no es una pedagogía desde y para los ilustrados, sino enseñanzas desde y para la gente común, y nadie como ella para lograrlo de forma tan magistral. Con esa sencillez, Santa Teresa nos adentra en una experiencia de lectura que no es literaria, sino realmente espiritual.

teresa de jesus 9Leer a Teresa no es tarea fácil si se quiere hacer simplemente eso: leer. A Teresa hay también que escucharla, porque sus textos son auténticas charlas de letras; ella escribía sabiendo que no escribía, sino que hablaba a sus lectores.

Sus textos son bellas tertulias en las que magistralmente comparte los caminos de su experiencia y sus ideas de la vida en vida y más allá de la vida. Cada página de los textos teresianos es una escucha de alguien que habla nuestro mismo lenguaje. Sus enseñanzas no pretenden ser las enseñanzas de las aulas universitarias o de las teorías antropológicas; Teresa no escribe para un señorío sino para la gente, sabe que los destinatarios son las mentes humildes como ella fue humilde en las inspiraciones que recibió. Así escribía ella, como quien habla desde el corazón.

Por eso, Santa Teresa es también una mujer a destiempo, porque sus textos han traspasado la prueba del tiempo mismo, pues el lenguaje de la sencillez y de la humildad nunca es efímera ni temporal, sino que trasciende épocas y circunstancias. De ahí que el mensaje de sus escritos sea hoy tan actual y vigente pues tocan aquello que en lo humano resulta atemporal: conducir al espíritu por el camino del bien.

Muestra del gran talante de sus enseñanzas, es que el mensaje de Santa Teresa de Jesús, antes que meramente literario es, ante todo, evangélico. teresa de jesus 2En efecto, la pedagogía de Teresa es reflejo de los mandatos de Jesucristo: Él vino para los pobres, habló con lenguaje espontáneo, usó parábolas para ejemplificar sus enseñanzas y dio gracias porque los misterios de la Verdad fueron revelados a los sencillos y a los humildes y se ocultaron para los sabios y los entendidos… y así escribió Teresa, con la humildad del corazón. Por eso a Teresa hay que leerla con mente sencilla y escucharla con el espíritu dispuesto.

Mucho se ha escrito sobre el temple místico de la santa de Ávila, ese contacto trascendental, casi mágico e inverosímil con Dios; esa apertura total del alma para desprenderse de lo corporal y entregarse al espíritu. santa teresa extasisUn nivel supremo de encuentro de la creatura con el Creador. Una inspiración divina que sólo puede explicarse con la fe de saberse arrebatado de lo mundano y trasladado a lo eterno. No se busque explicación a este estado del alma si se entiende a la existencia desde la cerrazón positivista. Entiéndase el misticismo sólo desde la experiencia trascendental de saberse incompleto hasta completar la existencia con la Verdad Suprema. En este sentido, el filósofo español Miguel de Unamuno, gran estudioso de la pedagogía teresiana, escribía que el misticismo es “un estado espiritual que arrebata al creyente de la tierra y lo lanza a los cielos en una aspiración ideal” (En torno al casticismo, Salamanca, 1916). Por eso el místico se deja arrebatar de lo terreno para ser conducido a lo eterno. Y no hay que ser un ermitaño o un anacoreta para vivir la experiencia mística. Teresa da cuenta que el misticismo espiritual es alcanzable desde la vida cotidiana; simplemente hay que abrir la mente para creer.

Adéntrese el lector en el misticismo de Teresa, con esa disposición del alma para escuchar la voz interior que es la voz mística que Teresa escuchó y, para ello, no es necesario trasladarse a la vieja Castilla del siglo XVI, porque los ecos de la carmelita resuenan hasta nuestros días.

Pero ¿qué nos sigue enseñando Teresa que merece la pena leerla con plena actualidad casi cinco siglos después de que escribió? Identifiquemos sólo tres de sus numerosas obras que, a la luz del siglo XXI, tienen plena vigencia.

Para empezar adentrémonos en su libro “Vida” (1562) donde, a manera de autobiografía, la santa de Ávila da cuenta de los periplos y desventuras, de las alegrías y satisfacciones que marcaron su paso por el mundo. teresa de jesus libro de la vidaLa sencillez del relato nos hace identificarnos en más de una ocasión con las vivencias de la santa, porque ahí narra su humanidad, su debilidad y la fortaleza que el encuentro con Dios le aseguró. Superada sólo por la grandeza de las “Confesiones” de San Agustín, esta autobiografía de Santa Teresa, se inserta en las letras universales como un ejemplo de narrativa que plasma auténticamente el vivir humano en todas sus dimensiones; una descripción de la fragilidad de la existencia humana y de la firmeza del espíritu cuando uno se entrega a la tarea vital del servicio a la verdad, elementos que son vigentes en toda época de la existencia humana pues desde siempre el hombre se ha preguntado por su quehacer en la historia, por su trascendencia y por su vocación personal. El libro de su “Vida” es un espejo de la vida humana misma.

En “Camino a la perfección” (1573), Santa Teresa se convierte en maestra de oración. santa teresa de jesus camino de perfeccionUna obra destinada directamente a sus hermanas religiosas para ser itinerario de recogimiento pero indirectamente destinada a todas las personas para ser guía de interiorización. Por naturaleza, el hombre tiene la necesidad de creer en lo trascendental, de ponerse en contacto con su Creador; se sabe imperfecto, inacabado, necesitado de la acción divina, y Teresa pone las piedras de esa ruta que nos lleva a Dios mediante la oración. Camino a la perfección, no es una especie de “regla” para la vida consagrada, sino ante todo es una guía para consagrar la vida a quien nos creó. Como la necesidad de oración y el contacto interior con Dios y con uno mismo rebasa la temporalidad humana, esta obra es una joya de espiritualidad de plena actualidad para hacer de la lectura una ruta de oración.

En la insigne obra “Las moradas (1577) Teresa hace uso del recurso analógico de identificar al espíritu humano con un castillo al cual vamos accediendo por distintas habitaciones donde mora nuestra existencia.santa teresa de jesus Un auténtico tratado de antropología sin la erudición de la filosofía pero con la sencillez de la palabra. Santa Teresa nos lleva de la mano para ir accediendo a ese castillo interior de nuestra vida en el cual habitamos, pero que las más de las veces desconocemos. En siete lecciones nos ilustra a interiorizar sin miedo a la escucha de la voz íntima, que es la voz de Dios, identificando nuestras flaquezas, huyendo de las tentaciones del mal y reconociendo nuestra personal fortaleza. En ese castillo habitamos siempre porque es nuestra propia existencia. Por eso las letras de la santa tienen sentido al leerlas hoy, porque ese castillo en el que mora el ser humano ha sido siempre el mismo. Cuánta falta hace, en estos tiempos actuales de crisis existencial, releer “Las moradas” de Santa Teresa. Aquí encontramos muchas claves para recuperar el sentido de lo auténticamente humano y de lo fácil que es vivir la vida en la alegría de sabernos espirituales.

Y qué decir de su obra poética que, aunque breve, es realmente admirable; auténticos versos de amor que ya son parte de la riqueza literaria de nuestra lengua castellana.teresa de jesus nada te turbe Versos libres que encierran en cada estrofa el amor místico de la criatura con su Creador, del amado hacia el amante, del hombre con la Eternidad. La belleza de su poesía no está en la métrica del verso o en la rima de las palabras sino en la medida del sentimiento y la consonancia con la Verdad. La sinalefa en el verso teresiano no es una simple unión de letras, sino un enlace de amor con la inspiración. Pocos poetas han igualado la dulzura de los versos de Teresa, pero ninguno ha superado la profundidad del sentimiento ahí encerrado. Si quiere el amable lector encontrar una definición lírica de qué es el verdadero amor, no dude en tomar cualquier verso de Santa Teresa y hallará en él motivos no sólo para dirigirse a la persona querida, sino para identificarse también como un ser amado.

Tan grandiosos son los escritos de Santa Teresa de Jesús que merece la pena leerlos más de una vez, pues cada momento que escuchamos la palabra de esta dulce carmelita descalza, nos dice algo nuevo, nos comparte parte de ese misticismo alcanzable y permite que sumerjamos nuestra mente más profundo en esas aguas del espíritu, sintiéndonos más necesitados y mejor auxiliados de una vivencia espiritual.

teresa de jesus 7A quinientos años del nacimiento de la gran Santa Teresa de Jesús es gratificante seguir contando con su literatura. Fue una visionaria en su tiempo, una mujer intelectualmente rebelde que escribió sin límites temporales, una auténtica maestra de espiritualidad y docta de la humildad, cuyo mensaje es todavía vigente para entender la humanidad. Aprendamos de Teresa que en la sencillez está la grandeza, que en la humildad la mejor riqueza, que en la fe y en el amor está el mejor modo de vivir para realmente ser libres.

teresa de jesus 6En un mundo tan olvidado de sí mismo, donde hemos relegado el espacio para la verdad sustituyéndolo por el dominio de la subjetividad, lleno de egoísmos y desencuentros, de miedos e incertidumbres, vale la pena darse un respiro acercándose a la obra de Santa Teresa de Jesús. Ella es una gran maestra que nos enseña a no preocuparnos por las veleidades de la vida, sino a ocuparnos por la firmeza en el espíritu. Por eso vale la pena tener siempre en la mente las tan conocidas palabras que nos legó la santa de Ávila:

«Nada te turbe / nada te espante; / todo se pasa. / Dios no se muda; / la paciencia todo lo alcanza; / quien a Dios tiene / nada le falta / ¡Sólo Dios basta!».

Créame el amable lector que, afirmando y viviendo estas palabras de Santa Teresa de Jesús, la vida, por muy turbia parezca, se vuelve una alegría si la ponemos en manos del Creador. Vale la pena experimentarlo y seguramente esa alegría la compartirá con la misma felicidad con que la que la vive.

Héctor LÓPEZ BELLO